A las buenas.
Todo es culpa de los demás.
El profe me tiene manía, mi jefa no me asciende, me han suspendido el examen, todos los chicos me dejan porque no me entienden…
Pues no, en la mayoría de los casos (por no decir en todos) la culpa es tuya.
Y eso es genial, porque si es culpa tuya puedes poner remedio. Si depende de otros, no.
Eso te hará ver puertas que antes no veías y buscarás en áreas antes inexploradas.
Un cuento para representar esto
Un aprendiz pasea por el jardín con su maestro.
El aprendiz estaba un poco harto de que su maestro siempre tuviese razón y fuese superior a él. Así que le retó.
El aprendiz se acercó a una jaula, tomó un jilguero y lo colocó entre sus manos a su espalda mientras preguntaba a su maestro:
«¿Sabéis, sabio maestro, vos que todo lo sabéis, si el pájaro que tengo a mi espalda está vivo o muerto?».
El maestro sospechó de inmediato que aquello era una argucia de su discípulo, pues si decía que el pájaro estaba vivo, sólo tendría que retorcerle el cuello antes de mostrarlo y si, por el contrario, anunciaba que el pájaro estaba muerto bastaría con llevar sus manos hacia delante y dejarlo volar.
El maestro, tras una breve pausa de reflexión, se dirigió al discípulo y le dijo: «Joven, la solución está en tus manos».
La solución siempre está en tus manos: por mucho que alguien con más o menos autoridad moral te diga esto o aquello, si no tomas decisiones, nunca pasará nada.
No estás contento con el marketing de tu empresa actual y tienes que poner solución. Confía en Yamato y toma decisiones maldita sea. Acuérdate del discípulo.
Si te ha gustado el email de hoy, me ayudas infinito si lo compartes entre tus seres amados.
Nos leemos mañana.
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